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Historia

ORIGEN DE LaS FALLaS DE GANDíA

ESTA FIESTA NACE DENTRO DE LAS CELEBRACIONES DE BARRIO, APARECEN GRUPOS DE FESTEROS QUE ORGANIZAN LA FIESTA DE LAS FALLAS EN EL ESTILO DE LA CAPITAL.

A finales del XIX Gandia era una ciudad pequeña que contaba alrededor de los 7000 habitantes pero con expectativas de crecimiento, de este modo tenía la necesidad de abrir las murallas para poder ensancharse además se había conseguido la concesión del puerto gracias a Rausell i Gutiérrez Mas.

En Gandia el inicio de la fiesta fallera aparece documentado hacia finales del siglo XIX, concretamente según J.J. Coll aparece una falla documentada en una crónica del diario Las Provincias en 1876 de sátira moral plantada en la plaza Mayor de la ciudad 7.  Es muy probable que anteriormente ya se hubieran plantado más monumentos sin que los rotativos se hubieran hecho eco de los mismos.

La primera falla de la qual tenim constància a Gandia es va plantar en 1876 a la plaça major de la ciutat, estava dedicada a la sàtira moral.

Las fallas son una fiesta popular, vecinal, en Gandia aparecen por el afán de imitar a la capital donde ya tenían una importancia fundamental. Es cierto que las clases dominantes burguesas de la época recelaban de esta fiesta que criticaba y satirizaba de una forma mordaz los problemas de la época y con ellos a personajes públicos que forman parte de ellos.

Grupos de festeros organizan la fiesta de sus calles plantando fallas al estilo de la capital, eso hace que sus fiestas, sean reconocidas y  diferenciadas de las del resto de la ciudad. La fiesta más importante de la ciudad de Gandia era la que se celebraba a principios de octubre, en ella toda una serie de comparsas, danzas festeros, se unían para hacer una gran cabalgata que desfilaba en medio del júbilo de los ciudadanos. Pero las fiestas más sentidas por cada ciudadano era las de su barriada, la burla de las comparsas, de los disfraces encajaron perfectamente con la falla que reunía a base de ninots toda una sátira explicada por poesías que se pegaban a lo largo de la calle o en las esquinas.

La falla como elemento de hoguera, fuego y luz, ya era utilizado por los gandienses anteriormente a 1876, pero la inclusión del ninot crítico y satírico es una invención de las clases populares de la ciudad de Valencia y que Gandia adoptará fijándose en la capital.

Gandia no era una excepción en la utilización del fuego como costumbre ancestral conmemorando fechas que señalaban cambios estacionales. Esas fallas tienen referencias escritas muy antiguas relativas al Medievo. 

En cuanto a las fiestas josefinas es probable que dada la gran tradición gremial que había en Gandia los carpinteros quisieran celebrar su patrón de la misma manera que se celebraba en Valencia y que tanto éxito había tenido. En la prensa se constata la devoción del culto a San José junto con las costumbre de quemar la clásica  falla (hoguera de trastos viejos). 

 Las fiestas oficiales no tenían una participación masiva de la ciudadanía, la burguesía dominante quiso implantar la Feria de Julio al igual que en Valencia, fiesta de buen gusto a la medida burguesa, pero el pueblo disfrutaba sobre todo en sus fiestas de barrio vecinales. Viendo la repercusión de las fallas en la ciudad capital, y lo bien que se adaptaban al espíritu de la barriada no es de extrañar que tuvieran una gran aceptación.

Un impulso muy importante lo dieron los artistas venidos de la capital del Turia Josep Martínez y Francesc Sambonet. A su llegada a Gandia abrieron una tienda de carpintería religiosa, conocidos como “Els Doradors”, promovieron la costumbre de plantar falla el día de San José. 

En 1904 Martínez y Sambonet plantaron una falla que criticaba a las autoridades por el mal funcionamiento del alumbrado público y el agua potable, los cargos relevantes de la ciudad lo tomaron como un desprestigio y la fiesta fue reprimida. En esta primera época la falla dependía de la iniciativa particular así que el desánimo cundió entre los vecinos ante la posibilidad de conflicto con las autoridades.

Estos primeros momentos de la fiesta fallera como hemos comentado con anterioridad se enmarcaban en las celebraciones de barrio. Por iniciativa vecinal (particular o conjunta) o de algún patrocinador se levantaba el monumento la víspera de San José y se quemaba la misma noche. No había estructura organizativa como entendemos las fallas hoy en día en la ciudad.

No será hasta 1927, cuando el movimiento intermitente de imitación de la fiesta pasará a ser continuo y de plena implantación en la ciudad de Gandia con el nacimiento de la primera comisión fallera.

En una reunión de amigos en la Sociedad de Fomento, tras el eco que se hacía la prensa del éxito de las fallas en la ciudad de Valencia, surgió la idea de continuar con la fiesta que hacía años que no se celebraba de una manera más institucional. Con Antoni Viña y José Viña a la cabeza se propone reproducir la fiesta de la capital que le diera a la ciudad de Gandia un mayor atractivo turístico.

Se formo la primera comisión de la época moderna presidida por Antonio Viña Tarazona, en el passeig de Germanies i voltants. Se implicó el vecindario, la prensa local y el Ayuntamiento. Aquí podemos observar como están articulados todos los elementos que configuran la fiesta hasta hoy en día. Sin la implicación de todos estos agentes no podríamos entender el desarrollo q ha tenido el fenómeno fallero en la ciudad de Gandia. Se realizó el boceto y se presentó en el consistorio municipal con el tema del negocio de la naranja.

A partir de este momento se construyen monumentos todos los años, unas veces con  más repercusión local, lo que significa más monumentos y otras con menos. En 1929 se formaron cinco comisiones, mientras que en 1933 sólo se plantó una falla.

Para retomar de nuevo el impulso fallero se constituyó entre 1934 y 1935 el Comité Fallero. Las comisiones falleras habían desarrollado su actividad dentro de su barriada sin que hubiera ningún tipo de coordinación entre ellas. El influjo de Valencia que organizaba la fiesta con un comité propio hizo que Gandia viera la necesidad de organizar la fiesta en torno a un organismo articulador.

De esta forma por primera vez en 1935 se elige el ninot indultat y en 1936 la fallera mayor de la ciudad. Estamos en el marco de la Segunda República, el voto popular era lo más aceptado y así se resolvían los concursos. Fue la primera y única vez que se eligió de esta manera el ninot indultat y la fallera mayor.

El ejercicio 1946-1947 fue trascendental para la historia de las fallas en la ciudad de Gandía..

El año 1936 fue especialmente prolífico en la fiesta fallera de la ciudad, se crearon nuevas comisiones y el ambiente de optimismo generalizado hizo que la fiesta fuera muy participativa con diferentes actos populares. La integración de la fiesta en el entramado social de la ciudad de Gandia se había conseguido con creces, en estos momentos era la fiesta que más atención recibía por parte de la ciudadanía, todo ello se truncó con el estallido de la Guerra Civil española que tristemente destrozó el país.

Tras el conflicto civil se improvisó una falla en la postguerra en 1940, prueba de que la fiesta se había enraizado absolutamente en la ciudad. Será en los años 1942-1943 cuando se vuelvan a sentar las bases de la reorganización fallera. Por falta de medios humanos y económicos el Ayuntamiento pidió a las comisiones falleras que se encargaran de la organización del programa de las fiestas feriales. El poder de organización fallero se puso de manifiesto haciendo un programa de fiestas vistoso y brillante.

El ejercicio 1946-1947 fue trascendental para la historia de las fallas en la ciudad de Gandia. Los monumentos se plantaban anualmente pero el entusiasmo era diferente e intermitente, debido a la poca organización conjunta de las diferentes comisiones y a la dependencia total del Ayuntamiento. Es en este momento cuando se crea la Junta Local Fallera, organismo que se encarga de regular y gestionar la fiesta independientemente de cualquier organismo público hasta nuestros días. Desde dentro de las comisiones surge este organismo cohesionador  que pone de manifiesto su capacidad como elemento asociativo y ejecutivo.

El Ayuntamiento manifestó su apoyo total hacia la creación de la entidad fallera concediéndole amplia autonomía y autoridad.

Además se crea la revista Foch i Flama actualmente Foc i Flama. Ha perdurado hasta nuestros días y en ella aparecen todas las comisiones y los bocetos de fallas con su explicación correspondiente, de esta forma se han podido recopilar las críticas y la sátira de los monumentos falleros hasta hoy en día.

A partir de este momento las fallas de Gandia empiezan a tener una identidad propia, las comisiones fueron formándose cada vez en mayor número; de las 8 que se erigieron en 1947 llegamos a las 23 que tenemos en la actualidad. Discrepancias en nuevos actos, premios, reinas y denominaciones falleras hicieron que en el ejercicio de 1976-1977 la Junta Local Fallera de Gandia se separara de la Junta Central Fallera de Valencia.

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